Ella esta con nosotros
Como lo dije en la introducción de este blog, nuestra
primera idea de viaje con carina era bajar
de México a Centroamérica y luego América del Sur, con las mochilas, en
autobús. Al no tener manera de saber la gravedad de la influenza A, no queríamos
ir al centro de la epidemia. Cambio de programa y "reducción" del
viaje a América del Sur con el mismo principio: mochila y autobús. Las ventajas
de este tipo de viajes son muchas : reuniones en los hostales de mochileros, viajes
en autobús de noche para ahorrar en alojamiento y no perder tiempo (las
distancias en América del Sur son tan importantes que el factor tiempo no es
insignificante), posibilidad de elegir en cada etapa lo que será el próximo
destino, etc.
Un día pasando en autobús al lado de una Kombi Volkswagen (como Little Miss
Sunshine), cuento a Caris que cuando viajaba en Australia me había comprado una auto en la que tenía todas
mis cosas, que me permitía ir al mar, dormir en el auto y levantarme cada día
con la mejor vista se puede imaginar, pero la Kombi era como un sueño. El auto
de viaje en lo cual uno puede hacer todo, porque, seamos honestos, mi auto de
Australia, aunque grande, no me dejaba todas las fantasías en términos de
diseño interior! Caris, que nunca ha viajado así, está encantada con la idea.
Por lo tanto, empezamos a imaginar el viaje en una camioneta. Sin esperar,
comenzamos a buscar información y ver cuál sería el mejor vehículo para este
tipo de viaje. En la paginas de autos usados, el Renault Trafic se convirtió rápidamente
como el más interesante con respeto al precio / calidad / año de fabricación.
Larga búsqueda de anuncios (Gas o diesel? ¿Qué año? ¿Qué precio? Etc.), luego
pedidos de citas. Unos días pasan y vemos la primera. No nos convence mucho. El
segundo, según su dueño, tenía algunos detalles para arreglar... Tenemos más la
sensación que tiene algunos detalles correctos y todo lo demás que reparar. Buscando
más anuncios, nos damos cuenta rápidamente de que los Trafic en nuestra gama de
precios, utilizados como utilitarios y con poco mantenimiento, van a estar todas
en el mismo estado. Vacilando entre aumentar nuestro presupuesto o buscar LA
Trafic en buenas condiciones, finalmente decidimos regresar a nuestro primer
amor, la Volkswagen Kombi, que sale mucho menos cara que la Trafic. Nueva búsqueda
de anuncios en Internet. Siendo conscientes de que nos íbamos a encontrar con vehículos
de más de veinte años y que muchos podrían estar en mal estado, ampliamos la
búsqueda a los suburbios de Buenos Aires, que son grandes, muy grandes, muy
grandes! Afortunadamente, el padre de Caris nos ayuda y nos conduce a ver unos,
porque todo es accesible por colectivo (ver mi post sobre
"colectivos") pero ¿a qué precio en términos de tiempo! Una pequeña vuelta
al norte, sur, oeste (no al este porque es el delta de la Plata hacia el este y
por lo tanto, no hay suburbios!) A veces, la mitad de un día es necesario para
ir a ver una Kombi y al final nos encontrarnos con una basura. A veces buscando
calles que Google Maps sitúa perfectamente pero que una vez allá es imposible
encontrar ya que no hay carteles de calles y que estamos en un barrio donde las
calles son de tierra / barro y una "avenida" es solamente una calle
pavimentada. (Para información: Buenos Aires con su estilo parisino parece rica
y desarrollada, pero cuando uno sale en los suburbios es otra historia.) Las visitas
nos dan la oportunidad, además de conocer los afueras de Buenos Aires, de
encontrarnos con unos fenómenos y especialmente uno a quien queremos entregar
un premio: Caris llama para pedir una cita, algunos intercambios básicos y después
ella le pregunta por qué no puso fotos en el anuncio de la Kombi. Sigue una
respuesta de 25 minutos (reloj en mano) con explicaciones mecánicas e historias
de su vida, explicando la incomparable calidad de su Kombi sin dejar a Caris la
oportunidad de decir una palabra, para en última instancia, ni siquiera contestó a la sencilla pregunta de por qué no había
puesto fotos. No queremos excluir ninguna pista así que vamos a la cita. El
hombre se va a buscar el auto al garaje, llega como loco, salta sobre el freno,
al mismo tiempo abre la puerta del acompañante que nos permite ver una chapa
totalmente oxidada y una evidente falta de reparaciones. El tipo no pierde la
motivación y sigue para explicar a Caris (que tomó como su preferida) que tan maravillosa
es su kombi, la hace mirar debajo del
auto para explicarle otros elementos mecánicos, y al final nos justifica el
precio relativamente alto de su Kombi. A morir de la risa, pero nos ha hecho
perder un poco de tiempo.
De visita a visita, nos informamos sobre los defectos de
estos vehículos, los detalles que hay que comprobar, todo muy interesante, pero
no encontramos ninguna en un estado aceptable. Después de diez días de intensas
investigaciones, nos motivamos para a ir
a ver una en un barrio un poco distante. El padre de Caris no puede acompañarnos,
así que tenemos que ir en autobús. No hay monedas en los bolsillos, vamos al banco a
cambiar billetes, día de puente entre un día feriado y un sábado, todos los
bancos están cerrados y no podemos tomar el autobús por falta de monedas
(ejemplo de lo que explicaba en mi anterior post). Tomamos el subte hasta el
fin de la línea y después un taxi para finalmente llegar. La Kombi es impecable!
Un motor tan limpio y tan bien mantenido que se podría hacer dormir en su cama,
la pintura original de 1987, sin rayas! Un precio aceptable. Hemos encontrado
lo que queríamos. Muy contentos, sabemos que tenemos otra cita por la noche
para ver una que parece muy buena. Después de haber encontrado unos centavos en
nuestros bolsillos, decidimos ir a la conquista de los centavos que faltan para
tomar el colectivo y evitar la combinación taxi con subte. Intentamos comprar
una golosina a 80 centavos pagando con un billete de dos pesos. Primer kiosco: no
tienen la golosina. Segundo: no hay monedas, no venta. Tercera: no hay monedas, no venta. Cuarto: ¡Por fin! Ubicación
de parada del colectivo: al final de la calle a la izquierda... de veras al
final... 20 minutos caminando. Una hora y media más tarde estamos de vuelta en
casa. Un total de cinco horas para ir a ver la Kombi, pero valió la pena!
La cita de la noche esta cancelada. Caris esta toda estresada
porque quiere esa Kombi desde el principio, pero estaba reservada a un
comprador que tenía primero que vender su auto actual. Como él no lo logro, el
vendedor puso la Kombi de vuelta en venta. Al día siguiente, él anuncia que va
a organizar un “día de citas” el domingo. Caris utiliza todas las técnicas de chicas
para que la veamos el sábado por la noche, aun si es tarde, para ser los
primeros. Y, afortunadamente, funciona porque a la primera vista, es la
revelación. Se necesitan algunas reparaciones, pero es excelente! Al toque le
decimos que sí. No siendo un fan de trámites, no quiere señar el auto con
papeles y plata pero nos promete de no venderla al mejor postor el día
siguiente, y de reservárnosla hasta el lunes para que hagamos los trámites.
Yessssss!
Pasamos un domingo un poco estresados, pero el lunes por
la mañana el viene como nos lo prometió para comenzar el proceso de venta. Primera
etapa: verificación policial que el número de chasis y el del motor coincidan y
que no están en la lista de vehículos robados. Esperamos un par de horas, pero
todo está bien. Durante este tiempo recibimos una llamada de un vendedor que
habíamos contacto sobre una Kombi de 1960 absolutamente hermosa (la azul y
blanco arriba), que fue finalmente liberada por la misma razón que la que estamos
justamente comprando. Obligados a rechazarla, una pena. Después de este primer
paso, nos vamos rápidamente al registro, ya que cierra diez minutos más tarde.
Caris tiene que quedarse en el auto porque estamos mal estacionados, así que
tengo que hacer los trámites sólo... Dios mío, creo que desde mis exámenes de física
de la universidad, nunca sentí una confusión como esa. "Firme aquí, allí
el número de pasaporte, número de chasis aquí, etc." Me voy de la oficina
con sólo una vaga idea de lo que acaba de pasar. De vuelta en el auto, el tipo
se da cuenta que ya legalmente me vendió su auto, pero que todavía no lo he
pagado (no me lo había preguntado antes!) y que no estamos en un país donde
existen leyes que protegen contra este tipo de cosas. Momento de tensión,
porque el obviamente no quiere dejarnos el auto sin tener la plata. Caris se va
al banco para hacer la transferencia, pero no se puede por esta cantidad en el
mismo día... En resumen, la situación está un poco retorcida. Encontramos una
solución dejando el auto en un estacionamiento, el llevándose las llaves y con
una cita al día siguiente para darle el dinero. Pago en efectivo. Algunos pequeños
problemas sobre multas que él había jurado no tener, pero que el registro había
puesto de manifiesto (a través de un documento pedido el día anterior). Al
final, la compra podría haber sido más tranquila pero tampoco paso nada grave.
Pagada, la transferencia realizada, ella es nuestra! La vamos a buscar y la
historia puede empezar.