A la playa, por favor !
Nos
imaginábamos el camino para cruzar el país desde Esquel hasta Puerto Madryn un
poco monótono. No es así! Colores increíbles, un paisaje variado. Un placer.
A nuestra llegada conocemos de pronto a Vincent, un francés instalado en la Argentina que trabaja en un hostel y Guillaume, uno de sus amigos de vacaciones que vive el resto del año en Bariloche. Pasamos una noche en el hostel en su presencia y la de los mochileros. Muy buena onda.
El domingo por la tarde nos dirigimos a Puerto Pirámides, ubicado a 85 kilómetros donde salen los barcos para ver ballenas. Aprovechamos de una oferta para salir rápidamente en un barco unas pocas horas más tarde. Estando a principios de diciembre, el número de ballenas es menor que en plena temporada de cría, pero tenemos la suerte de ver varias de muy cerca. Pero, nada de saltos o el levantamiento de la cola cerca...
El día siguiente, salimos a dar la vuelta a la Península Valdés, un lugar donde se puede observar lobos marinos, pingüinos, y con mucha suerte, orcas. Nos sentamos durante horas esperando por ellas, pero no se dignan a mostrarse. Los dos primeros están bien representados en la playa.
De
regreso a Puerto Pirámides, nos volvemos a estacionar en el estacionamiento
especial para casas rodantes que está muy bien situado con vistas al mar y
donde estamos solos la mayor parte del tiempo.
Disfrutamos durante varios
días de este pueblito super agradable: paseos por la playa, asado, baño en el
mar (rápido considerando la temperatura del agua), observación de ballenas
desde la playa...
Nos
encontramos en Puerto Madryn con Vincent y Guillaume, con quienes pasamos los días
siguientes. Un argentino que aloja en su casa unos franceses con Couch Surfing
francés (que funciona igual de Hospitalityclub) nos invita a un asado. Tal como
los pocos franceses que no comen queso o no
toman vino, nuestro anfitrión no sabe hacer el asado y entonces yo lo hago. Una palabra sobre el asado: todas las familias Argentinas
tienen una parilla en su jardín, que es una institución. En la Patagonia,
donde el clima es muy inconstante y donde el viento sopla a menudo con mucha
fuerza, la parrilla está empotrado en la pared interior de la casa para hacer
un buen asado cualquiera que sea el tiempo!
Antes de salir, Guillaume
da la lección a Vicent sobre la calidad de sus calcetines, que según el
"incluso después de meses de viaje no puede tener calcetines en este
estado. Son todos de cartón. No te puedo dejar con esto." y para
dejar claro su punto de vista, prende fuego a un par...
Antes de irnos, conocemos a
la novia de Vincent, que vive en la ciudad cercana y al día siguiente nos vamos
a Punta Tombo, un lugar conocido por su colonia de pingüinos.
Ojo,
aca nada que ver con las decenas de pingüinos que vimos en Península Valdés...
Aquí ellos son 800.000! Y, además, es
posible caminar entre ellos y estar justo al lado.
Un pingüino, es gracioso. 20
pingüinos, es muy gracioso. 800,00 es para morirse de la risa.
Estamos varias horas cangándonos
de la risa y sacando fotos y vídeos, y luego continuamos nuestro viaje hacia el
sur.