Esquel, última etapa antes de la playa
El itinerario
previsto de nuestro viaje era bajar toda la Cordillera de los Andes hasta
Ushuaia y luego subir de vuelta a lo largo de la costa, pero bajando hemos
sabido que el camino entre Esquel y El Calafate no está pavimentado por 600
kilómetros y se encuentra en un estado lamentable. Mucha gente nos aconsejó de
no hacerlo y después de haber probado en varios lugares los caminos de piedra
con la kombi, creemos que estos 600 kilómetros serían una pesadilla. Pues
cambiamos un poco la ruta para cruzar el país hacia la costa atlántica, bajar y
volver a la cordillera para visitar El Calafate. Muchos
kilómetros más, pero un buen camino. A fin de
combinar lo agradable con lo útil, decidimos ir a Puerto Madryn para ver la
ballena Franca Austral, que esta durante varios meses en temporada de cría a lo
largo de la costa.
Después de El Bolsón,
pasamos por Esquel, el último pueblo en
la cordillera donde cruzaremos a la costa y donde esperábamos pasar varios días
visitando y haciendo caminatas.
Después de un día,
finalmente estamos cansados del frío y soñamos calor y playa, así que
abreviamos nuestra parada y salimos al día siguiente. Antes de salir vemos la
"Trochita, con su remanente de locomotora de vapor.
De paso, le damos
una tarjeta roja al hostel Hostelling International que se ha olvidado de lo
que es el espíritu viajero y solo ve el dinero: nos estacionamos cerca y Caris
va a preguntar si puede pasar al baño, después de explicar el viaje que estamos
haciendo. La chica de la recepción le contesta que no hay ningún problema y que
le cobraría sólo la mitad del precio de una cama. Caris reitera que es sólo
para ir al baño y la chica sin pestañar le dice de nuevo que este es el precio.
Los lugares que nos quieren cobrar por una ducha, no nos gustan mucho pero lo entendemos muy bien. Un lugar que nos quiere cobrar para usar el baño, no entendemos y por lo tanto tarjeta roja!